A Carolina Blanco* la amordazaron, le robaron sus tarjetas de crédito y le vaciaron sus cuentas. Ocurrió en una noche calurosa de 2022 en Miami.
Ese día, al llegar a su condominio, la esperaban tres bandoleros armados con pistolas calibre 38, enfundados en overoles negros y enmascarados.
Por un momento, Carolina pensó que la iban a secuestrar y a matar. Al final solo se trató de un robo. Perdió casi 500.000 dólares en el hecho.
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Pesquisas posteriores de las autoridades permitieron determinar los motivos y los detalles que llevaron a la comisión del crimen. La organización criminal empezó a rastrear las acciones de Carolina por internet.
La señora Blanco era usuaria asidua de redes sociales y compartía fotografías de cada instante de su vida. Esto le permitió a los bandoleros descubrir detalles íntimos de su víctima: la dirección de su casa, el cupo de sus tarjetas de crédito, sus pertenencias más valiosas e, incluso, dónde estudiaba su hijo menor.
Los avezados cibercriminales siguieron la huella virtual de Carolina por meses. Analizaron cada fotografía y cada trino y determinaron, de ese modo, cada paso de su plan.
En ese sentido, una encuesta reciente de Kaspersky reveló que el 45 % de los internautas colombianos proporciona sus datos personales a cambio de descuentos o cupones, sin verificar si estos son reales o se trata de una estafa.
El mismo estudio también dio a conocer que la mayoría de los usuarios (76 %) estaría abierto a publicar información comprometedora a cambio de algún beneficio o pago y que más de un cuarto (32 %) de los colombianos comparte información sensible en redes sociales.
Estas eran algunas de las fotografías que había compartido la protagonista de nuestra historia:
1. Foto de la puerta de su casa con la dirección visible
Carolina compartía imágenes de sí misma en frente de la puerta de su casa. En más de una ocasión, la dirección era visible. Esto conllevó a que los criminales pudieran localizarla con facilidad.
2. Fotos de su cédula
Carolina compartió, en una ocasión, una foto de su ID (también llamada cédula de ciudadanía o documento de identidad) en redes sociales. La fotografía fue replicada y usada para pedir un crédito a su nombre por parte de los criminales. Otras células criminales pueden llegar a engañarte para que envíes una selfi de ti mismo con tu ID en la mano. Esto puede ser usado para suplantarte. Aplica tanto para este documento como para cualquier otro como el pase de conducción o incluso un carné de la empresa.
3. Fotos de sus pertenencias
Puede resultar tentador compartir imágenes de tus pertenencias, de tu auto, de tu casa, de tu último celular, de tus electrodomésticos, etc. Sin embargo, esto te puede convertir en blanco de los criminales. Ostentar te puede costar caro, como le ocurrió a Carolina. Las autoridades establecieron que los ladrones se llevaron varias pinturas de enorme valor de su casa. Esas pinturas aparecían en varias de las fotografías compartidas en Instagram.
4. Fotos de sus tarjetas de crédito
En el caso de Carolina, las fotos de las tarjetas de crédito no eran detalladas: no se veía su CVC ni se detallaba con claridad el número de la tarjeta pero sí quedaba claro que era dueña de una tarjeta MasterCard Black. Los criminales tomaron nota porque la vieron en una foto de una comida que compartía con sus amigos. Sobra decir que no debes compartir fotos de este documento ni siquiera desde lejos.
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5. Fotos de los tiquetes aéreos
El robo a Carolina no solo se redujo a bienes materiales que estaban en el hogar. También se adueñaron de unos tiquetes de avión con destino a Buenos Aires, Argentina. Los tiquetes fueron robados a partir de fotografías que Carolina había compartido en Instagram. El error crucial de ella fue compartir el código QR en esas imágenes. Para los delincuentes solo fue necesario tomar la imagen e imprimir el código QR.
Nunca, pero nunca, compartas imágenes de ningún tipo de boleto o tiquete, bien sea de avión, de tren o para ingresar a un concierto. A más de uno le ha ocurrido que le roban sus entradas por compartir el boleto en sus redes sociales.
6. Fotos de su oficina
Otro de los motivos por los que Carolina se convirtió en objetivo de una organización criminal fueron las fotos que se tomaba en su oficina. No solo alardeaba de sus jornadas laborales, sino de su cargo en la organización (VP de marketing). Esto dio indicios de que sus ingresos debían ser muy altos. Se estableció que los perpetrados del crimen usaron carnés falsos de la empresa para burlar la seguridad del conjunto residencial donde habitaba Carolina.
7. Fotos de sus hijos y de su escuela
Uno de los giros más macabros del caso fue que hay indicios de que los criminales tenían un plan B: secuestrar al hijo menor de Carolina. Lo tenían en la mira y habían identificado su colegio gracias a las fotos que Carolina compartía en Instagram. Si el robo no hubiera podido concretarse, era probable que siguieran adelante con el plan B.
Ten mucho cuidado con las fotos que compartes de tus hijos y de los lugares que frecuentan, como su colegio o su parque favorito.
Recomendaciones adicionales
- No compartas imágenes de tus vacaciones durante tus vacaciones. No solo por no ostentar, sino por no dar señales obvias de tu paradero.
- Comparte imágenes de tu bebé solo con tu círculo de confianza.
- No compartas imágenes de documentos con información sensible de tu empresa.
- No compartas imágenes de tu carro o moto donde se vea la placa.
*Nombre cambiado a solicitud de la fuente.