El panorama laboral con ChatGPT es desolador para los redactores SEO.
ChatGPT es mejor al escribir que muchos redactores que conozco. No comete errores ni gramaticales ni ortográficos. Es un modelo de lenguaje y no solo domina con suficiencia el español y el inglés sino también 50 idiomas más.
Este es un listado de los idiomas que domina con mayor precisión. El porcentaje refleja su grado de maestría con cada idioma:
ChatGPT no es una inteligencia artificial completa. En otras palabras, no funciona como un cerebro humano en sí. Tiene falencias. Su fuerte es el dominio del lenguaje. Se trata de un modelo capaz de predecir, con notable precisión, qué palabras deben usarse, y en qué orden, para dar un mensaje con sentido. El resultado es una herramienta capaz de escribir como un ser humano. Ningún modelo anterior había logrado el nivel de precisión de ChatGPT.
Su dominio del lenguaje es formal. En lo referente al fondo, a los datos y la información en sí mismos, ChatGPT tiende a cometer errores porque su base de datos se remonta a 2021. En efecto, si le preguntas por el presidente de Colombia, responderá “Iván Duque” porque Gustavo Petro se posesionó en 2022.
Sin embargo, aquella es una deficiencia sencilla de conjurar: ChatGPT puede construirte unos párrafos sin mácula lingüística alguna con base en información que tú le puedes brindar como parte del intercambio comunicativo con la herramienta.
ChatGPT no está en capacidad de generar una noticia de última hora por sí solo, pero sí te puede ayudar a redactar un grupo de párrafos sin errores si le proporcionas los datos básicos relacionados con el acontecimiento.
Este es un ejemplo práctico del escenario mencionado:
En este ejemplo vemos la capacidad de ChatGPT no solo para escribir sino para deducir el significado de la información proporcionada e inferir información implícita. Si el partido del candidato Rodolfo Hernández se llamaba “Liga de Gobernantes Anticorrupción” una de sus promesas debía ser luchar contra la corrupción, ¿correcto? Es lógico y su modelo predictivo acierta en el proceso de construcción de la idea.
He hecho algunos experimentos con ChatGPT y Crónicatech. Estoy seguro de que ninguno de ustedes es capaz de reconocer qué artículos están hechos, al menos parcialmente, con textos producidos por GPT-4.
Y varios de esos artículos están posicionados en la primera o segunda página de Google. Resulta improbable que el algoritmo de Google, u otros buscadores, pueda identificar, con total certeza, un texto escrito de forma colaborativa con un modelo de lenguaje como GPT-4.
Una de las pocas señales que podrían delatar a GPT-4 es su tendencia a repetir ciertas expresiones o palabras a lo largo del texto, sin atender en reglas generales de estilo. Esto, sin embargo, no es una prueba fehaciente de que un texto es construido por un sistema de inteligencia artificial, ¿cuántos de nosotros no caemos en errores similares?
Otrora, el elemento delator de los textos construidos con inteligencia artificial era la incoherencia. Por ejemplo, Jasper, un conocido sistema de generación de texto, suele caer en absurdos ocasionales. Si el texto se publica con dichas falencias lógicas un algoritmo podría sospechar de su autoría.
Dichas incoherencias -o alucinaciones como las llaman los científicos de inteligencia artificial- son mucho menos comunes en ChatGPT. No son nada que no se pueda solucionar con un proceso de edición que toma apenas unos minutos.
¿Se acabó el trabajo de los redactores?
¿Se acabó el trabajo para los redactores? No, pero el trabajo operativo se reducirá de forma significativa. La demanda de calidad es y debe ser mayor ante este panorama. Redactar un texto por sí solo no será suficiente, al proceso de creación de los contenidos se le exigirá mayor creatividad, investigación y profundidad.
La originalidad será, como nunca antes, un factor diferencial. La perfección formal se asumirá como norma y estándar. Y cada redactor deberá buscar, a su vez, un estilo, una forma de escritura que los identifique y los desmarque de aquello que producen los modelos de lenguajes como GPT-4.
La labor del redactor no desaparecerá pero se hará más compleja. Ya no te pagarán tan solo por escribir, sino por tener una voz única, creativa y evidentemente humana.
En ese sentido, los días de los redactores SEO, aquellos dedicados a copiar y pegar información sin un estilo, sin espíritu y sin una intención estética o argumentativa, están contados.
En la era de ChatGPT, la escritura de contenido básico desaparecerá y el arte de escribir volverá a ser eso, un arte.