No es sorpresa que Super Mario Bros esté logrando amasar un enorme botín en las taquillas. Cuatro días después de su estreno ya suma más de 370 millones de dólares en todo el orbe. La película fue animada por Illumination en asociación con Nintendo y es distribuida por Universal Studio. El ‘padre de los videojuegos modernos’, Shigeru Miyamoto, fue el productor del filme junto con Chris Meledandri, conocido por Mi villano favorito y Sing.
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Y es que, por fin, llegó a cine una película animada que respeta y rinde homenaje al universo del simpático fontanero. Se agradece, máxime cuando la última película que llegó a los teatros fue el ‘live action’ desastroso y deprimente de 1993 protagonizado por Bob Hoskins.
Es la franquicia del universo ‘gamer’ con mayor número de adeptos en el mundo. Tienes que haber vivido debajo de una piedra para no haber jugado Mario alguna vez, bien sea en tu celular o en un Game Boy, o en tu PC o en una consola de Nintendo. En total, ha vendido 826 millones de copias desde 1981.
Tan solo Mario Kart 8 Deluxe ya ha vendido más de 45 millones de copias desde 2017 según Statista. El Super Mario Bros de NES alcanzó los 40 millones.
Un tributo visual sin profundidad narrativa
La animación lograda por Ilumination rememora la que ya hemos visto en los últimos títulos de Super Mario en la Nintendo Switch. Desde la perspectiva estética, es un tributo hermoso no solo a Super Mario sino también a otras series asociadas a la franquicia, como Mario Kart y Donkey Kong.
Si eres adulto y amas Mario, apreciarás la película como un excelso tributo visual que respeta la esencia del videojuego. Sin embargo, el filme dirigido por Aaron Horvath es una historia simple, pensada para niños, sin fondo, sin emoción, sin sorpresa alguna. El final es predecible. No existe un solo giro argumental inesperado. Esta película bien podría haber sido un video hecho por fans y publicado en Youtube.
Horvart es un director oriundo de Los Ángeles con poca experiencia. Su filme más relevante fue Jóvenes titanes en acción: La película (2018), un filme para niños recibido con indiferencia por parte de la crítica que ha recaudado alrededor de 50 millones de dólares.
Lo acompañó en la dirección Michael Jelenic, un productor y escritor de Los Ángeles con vasta experiencia en series de animación para niños y algunos largometrajes de poca relevancia como Batman, el intrepido (2008), un título de animación basado en el superhéroe de DC, y Batman (2004).
“Los niños probablemente adorarán esta película desordenada. No son un público exigente y confundirán rutinariamente la familiaridad con la diversión, algo que esta película perezosa explota extensamente”, expresa Wendy Ide en su crítica publicada en The Guardian.
¿Perezosa? ¿Por qué perezosa? Porque el guion no hace ningún esfuerzo por sorprender o construir una trama profunda y con significado para el público adulto: Mario debe salvar el Reino Champiñón de un malvado Bowser que la quiere destruir. También debe rescatar a su hermano Luigi. Es un guion de una simpleza propia de otros tiempos, cuando la audiencia lograba sorprenderse con más facilidad.
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En una era con numerosas películas de animación de trasfondo profundo, como lo son Intensa-Mente de Pixar, que explora el intricado funcionamiento de la mente humana, o Pinocho de Guillermo del Toro, que explora el duelo y el significado de la muerte, o Red, que constituye una alegoría a la menstruación, o Soul, que lidia con el significado de la vida y las pasiones, Mario es una película de animación anacrónica, y su guion es tan simplón que bien podría haberlo escrito ChatGPT.
En realidad, el guion fue escrito por Matthew Fogel, el mismo de Minions: nace un villano (2022), La gran aventura Lego (2019) y Mi abuela es un peligro 3 (2011). Todas las películas mencionadas han sido destruidas por la crítica por lo mismo: su desesperante levedad y sus lugares comunes.
Fogel fue una cuestionable elección para construir la historia de Super Mario Bros, como lo fueron sus inexpertos directores. Nintendo no buscó el mejor talento para construir un relato memorable y, por ello, esta película de seguro caerá en el olvido en pocos meses.
En conclusión
Si eres un niño menor de 10 años, disfrutarás la película. Si eres un adulto y quieres ver un bonito tributo visual a la franquicia de Mario, te la recomiendo. Pero te lo advierto: si buscas una buena historia, no pierdas tu dinero con Super Mario Bros. La película no asume riesgos y se construye sobre un guion que bien podría haber escrito ChatGPT: le falta alma, le falta gracia, le falta profundidad.