Todo en todas partes (Everything Everywhere All at Once) es la gran candidata a llevarse los Premios Óscar más importantes: mejor actriz, mejor director y mejor película. Aunque el despliegue técnico de la película es notable, yo la detesté.
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Aparte de escenas puntuales que brillaron por su creatividad, en especial la famosa escena de las piedras, y una que otra escena puntual de algún universo extraño, en general es una película que me aburrió y me incomodó, si bien he de reconocer que sí es un espectáculo visual.
Quizá a buena parte de la audiencia no le molestan las exageradísimas escenas de humor asiático insípido. Quizá a muchas personas les parece legítimamente graciosas muchas situaciones que encontré asquerosas y ridículas (todas las escenas del universo donde tenían dedos de salchicha me dieron asco, por ejemplo).
Las actuaciones no me deslumbraron tampoco. Solo rescato la labor hecha por Michelle Yeou porque su personaje Evelyn Wang, de alguna forma, logra mantener el aplomo en medio del caos. El resto del reparto se siente sobreactuado y sus interpretaciones son de pobre nivel -y no lo pienso discutir con nadie-.
El absurdo, la nueva moda
Sin embargo, no me resulta extraño el fervor que genera en el público. Vivimos en tiempos donde el público parece alejarse del realismo y abraza al caos y el absurdo. Ocurre el mismo fenómeno con la película india RRR, que ganó el premio a mejor película extranjera en los Critics Choice Awards.
RRR, al igual que Todo en todas partes al mismo tiempo, es graciosa y sobreactuada. Los efectos son sobrecargados y las situaciones son exageradísimas. Y una buena parte del público la amó. Sin duda tiene momentos destacables, ¿pero tanto como para subirla al olimpo del séptimo arte?
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Si ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’ llega a ganar el Óscar a Mejor Película se confirmará el auge del absurdo y el ridículo. No creo que lo merezca. No comparto la opinión de quienes la adoran por ser diferente o venir de una cultura diferente. El guion, lejos de ser extraordinario es rescatado por el excelso apartado técnico.
Y si creen que ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’ es la mejor película basada en los multiversos, creo que deben verse Rick y Morty en HBO Max: el trabajo de esta serie animada es, para mi gusto, mucho mejor a la hora de abordar el concepto de universos múltiples, además de ofrecer piscas de humor más inteligentes, mejor construidas.
No quiero ser deshonesto y unirme a la comparsa que venera el filme dirigido por Daniel Kwan y Daniel Scheinert tan solo por ser una propuesta diferente. No quiero aparentar intelectualidad al afirmar que la adoro. No me interesa analizarla y encontrarle explicaciones rebuscadas a los hechos que plantea.
Solo quiero ser honesto: la mayor parte del tiempo me pareció ridícula, sobreactuada, repugnante e incluso tediosa. No logré reírme más de un par de veces y no comulgo con el humor asiático que plantea. Tampoco le endilgo la profundidad filosófica que le atribuyen los intelectuales esnobistas y pretenciosos de Chapinero -un barrio de pseudointelectuales en Bogotá-. Es la típica historia que enreda el cordel, deja cabos sueltos y, así, abre la puerta a multiplicidad de interpretaciones.
Te lanza una serie de proposiciones en apariencia profundas para intentar deslumbrarte, como también lo señala el crítico Jhon McDonald:
“Algunos parecen creer que esta película es una obra maestra filosófica porque los personajes llegan a conclusiones como: ‘nada importa’. Si este fuera el caso, la canción Bohemian Rhapsody de Queen también calificaría para el título. El problema es que la filosofía implica trabajar a través de una línea de argumentación, pero los Daniels se han contentado con golpearnos con una sucesión de proposiciones y esperar que estemos demasiado deslumbrados para pensar profundamente en ninguna de ellas”.
En conclusión
Sin duda recomiendo verla, pero quiero que sepas que si la detestas no estarás solo, solo que a muchos parece darles pena admitirlo. ¿Es la primera representante de un nuevo género? No lo creo, es una combinación entre las comedias familiares chinas, las películas de acción absurdas de Corea del Sur y el despliegue de fastuosidad del metaverso de Marvel.
Todo al mismo tiempo en todas partes tiene una duración de 2h y 12 minutos, ha recaudado 106 millones dólares en todo el mundo y tuvo un presupuesto de 25 millones dólares.