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Reseña The Whale: larga vida a Brendan Fraser

The Whale es deprimente, opresiva e incómoda. La actuación de Brendan Fraser es sublime.

Calificación
4.2/5

The Whale (2022) es una película extraña, claustrofóbica y deprimente. La historia transcurre en la casa de Charlie (Brendan Fraser), un obeso mórbido de casi 300 kg de peso que se dedica a dictar cursos de escritura en línea. Nunca enciende su cámara durante sus lecciones porque está avergonzado de su apariencia. Sin embargo, su discurso da cuenta de una poderosa intelectualidad.

En las escenas predominan los tonos fúnebres, la lluvia y los ángulos aberrantes. Las interacciones entre los personajes son dignas de un funeral y la esperanza no asoma ni por casualidad en los diálogos.

La obesidad es el reflejo de su profunda tristeza, de su depresión. Charlie alguna vez tuvo una familia, pero abandonó a su esposa y a su hija porque se enamoró de otro hombre, Alan. Nunca vemos al susodicho, pero sabemos que un problema de salud mental también lo consumió y lo llevó a morir de un mal opuesto, irónicamente: la anorexia.

Charlie odia su vida, pero trata siempre de ver el lado positivo en todo aquello que lo rodea. Trabaja y todo su dinero lo deposita en una cuenta cuyos fondos van destinados a su hija, a quien abandonó cuando ella contaba ocho abriles. Vive en la pobreza y se niega a pagar su seguro médico e ir a un hospital, aunque ha ahorrado más de 100.000 dólares en los últimos años. Nos queda claro que Charlie se está suicidando y no quiere un salvavidas.

Su hija, Ellie (Sady Sink), tiene 16 años y expresa su rabia con la vida y con el mundo a través del cinismo y la soberbia. Odia que su padre la haya abandonado y detesta que su padre se haya convertido en un “ser repugnante”.

A esta obra de teatro cinematográfica se suma un joven religioso llamado Thomas (Ty Simpkins) y una mujer joven, llamada Liz (Hong Chau) que era la hermana de Alan y ahora se dedica a cuidar a Charlie.

Actuaciones excelsas

Brendan Fraser hace un trabajo espectacular interpretando a Charlie, a su tristeza, a su drama psicológico. Varias escenas son difíciles de digerir y durante toda la película sabemos que al final solo aguarda la muerte. Charlie no tiene escapatoria. Verlo comer desaforadamente es estremecedor. Verlo sufrir, respirar con dificultad, y flaquear golpea la entereza del espectador.

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Brendan logra transmitir la profunda angustia de un individuo que ya no desea vivir y se encuentra asqueado con sí mismo. A su vez, Hong Chau cumple en su papel de mujer atribulada por la tragedia, impulsada por una misericordia casi incomprensible hacía Charlie.

Resulta natural que no exista un consenso favorable para The Whale. El filme del director Darren Aronofsky falla en algunos de sus propósitos: no logra generar empatía hacia las personas con obesidad y reproduce numerosos estereotipos. No existe una narrativa novedosa alrededor de este problema de salud pública. Se cae en lugares comunes: un obeso sufre, come desaforadamente y está condenado a la una muerte lenta, postrado en su cama o su silla de ruedas.

La homosexualidad es tratada con relativa normalidad, pero en el fondo se culpa a la relación entre Charlie y Alan de varias de las desgracias. De manera que Aronofsky cae en el manido prejuicio de considerar la homosexualidad como un germen del infortunio, aunque pareciera intentar plasmar un mensaje distinto en los primeros lances de la historia.

“The Whale nunca escapa a las trampas de sus orígenes teatrales, y Aronofsky conduce el espacio como tal no solo en el entorno único del apartamento de Charlie, sino también en el diálogo expositivo de los personajes y en el uso metafórico de la imagen, como la lluvia continua que golpea las ventanas de Charlie. Todos siempre están gritándose y siendo implacablemente crueles, manifestando su sufrimiento el uno al otro. No hay empatía por Charlie, Liz, Ellie o Thomas, y en una película diseñada para evocar eso en su audiencia, finalmente falla”, afirma, con certeza la crítica de cine Jenny Nulf en su columna de Austin Chronicle.

No por ello es una mala película. Es una experiencia teatral donde lo que brilla son las actuaciones de sus actores principales. No en vano, Fraser ya ha ganado el premio a mejor actor en los Premios de Crítica Cinematográfica, en los Premios AACTA, en los premios de Las Vegas Films Critics Society, en los Hollywood Critics Association Awards, en los premios de la Asociación de Críticos de San Luis y en los premios de Asociación de Críticos de Washington D.C.

“Fraser ofrece una destacada actuación como Charlie, transmitiendo una amplia gama de emociones con sutileza y matices. Su actuación física, capturando las limitaciones del físico de Charlie, aporta un sentido de vulnerabilidad y humanidad a un personaje que fácilmente podría haberse convertido en una caricatura”, señala Beth McMillan en Starburstmagazine.

Si Fraser no se lleva la estatuilla, será injusto. Ninguno otro de los nominados ofrece una altura actoral similar. Si no gana, la causa será, de seguro, que la academia se quiso resguardar en una interpretación de un personaje más tradicional y menos controversial, como lo es el Elvis de Austin Butler.

En conclusión

El guion de The Whale ofrece una visión estereotipada de las personas que padecen obesidad. Sin embargo, el nivel actoral del reparto la hace merecedora de elogios. Brendan Fraser merece el premio Óscar y lo debería lograr si la academia se arriesga a elegir una interpretación poco convencional y controversial.

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El autor

Edgar Medina es el fundador de Crónicatech. Ha escrito para medios reconocidos como El Tiempo, revista Donjuán, Portafolio, La República, revista Semana y Canal RCN. Ha trabajado en marketing digital con candidatos presidenciales, entidades del sector público como Icetex y la Alcaldía de Bogotá.
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    Edgar Medina es el fundador de Crónicatech. Ha escrito para medios reconocidos como El Tiempo, revista Donjuán, Portafolio, La República, revista Semana y Canal RCN. Ha trabajado en marketing digital con candidatos presidenciales, entidades del sector público como Icetex y la Alcaldía de Bogotá.