El tercer episodio de The Last of Us, la serie de HBO Max, dura 75 minutos. Perfectamente podría haber durado 40. Y me curó el insomnio. Me quedé dormido múltiples veces. Ya no sé si es por la hora de estreno o porque me he acostumbrado al ritmo asfixiante de las producciones modernas.
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En este capítulo nos cuentan una historia de amor gai en un mundo posapocalíptico. Es una historia tierna, incluyente, impactante, y conmovedora, sin duda. Vemos a Bill, un contrabandista astuto, y a Frank, desarrollar su amor con el pasar de los años.
Lo que no se entiende es por qué cada escena, cada secuencia, debe ser tan lenta. ¿Cuál es la necesidad de ir el ritmo de un caracol? The Last of Us se perfila como una de esas series que van cimentando una relación emocional con los personajes a través de capítulos profundos pero soporíferos.
De seguro será como Breaking Bad o Better Call Saul: series donde los fanáticos tuvimos que soportar decenas de capítulos en apariencia intrascendentes porque su función era conectar a la audiencia con los personajes. Eso es lo que hacen las grandes producciones.
Llegará una etapa de la serie donde ocurran atroces acontecimientos, donde el ritmo sea trepidante, donde la acción no cese, y digamos: ¡estas muertes duelen más por todos esos capítulos de relleno! Son esos episodios los que le dan matices al relato y a los personajes, son los que le dan un toque de humanidad a los nombres que desfilan en nuestras pantallas.
Sigo adorando cómo nos cuentan los pormenores del avance de la pandemia y sus implicaciones políticas y sociales. Y me sigue estremeciendo pensar que nosotros vivimos algo muy similar en 2020, con la buena fortuna de que el COVID-19 no resultó ser un virus tan macabro como el hongo de The Last of Us.
Tal vez el relato que nos cuentan en este tercer episodio sea algo más que una anécdota. Puede terminar convirtiéndose en un alegoría, una hoja de ruta simbólica sobre el devenir del mundo.
También es la cuota de inclusión que aún no veíamos en la serie. Lo que se agradece es que acá no nos muestran la relación gai como algo extraordinario, como una excepción, o como una conquista frente al ‘status quo’, sino como el resultado natural del amor entre dos individuos, ¡cómo debe ser!
“Son episodios como este los que me hacen amar la televisión. Nos tomamos un respiro de la historia principal para enfocarnos de cerca en un par de personajes que no parecen tener relevancia en la historia. Los vemos conocerse, crecer y amarse”, afirma la crítica Jean Henegan, de Pop Culture Maniacs.
“Bill (Nick Offerman) y Frank (Murray Barlett) representan una relación que prospera y se vuelve más dulce con el pasar de los años. Es emocionante y desalentador ver el camino que tomará la serie a partir de aquí”, indica Megan Sunday, de The Spool.
Bill es un personaje secundario en el juego
Aunque, para mí, el relato podría haberse contado con más emotividad y acción, debo alabar que hayan otorgado ese nivel de profundidad a una historia que, en el juego, es meramente secundaria.
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“En el juego, los protagonistas Joel y Ellie recibían la ayuda de un contrabandista llamado Bill que les ayudaba a reparar un automóvil con el que proseguían su camino en busca de Tommy y los Luciérnagas. Se daba a entender que Bill había tenido un “compañero” que se había suicidado, y no era hasta que Ellie encontraba unas revistas de porno gai en el coche que el significado de la palabra quedaba del todo claro. The Last of Us lleva ese detalle a un nuevo nivel con una conmovedora historia de amor”, indica la revista Minuto20.
La forma en que se aprovechó este detalle desmarca la narración del videojuego de lo plasmado en el producto televisivo y lo enriquece. Si el capítulo 2 destacó por haber calcado las escenas del videojuego, este aprovechó la magia de la televisión para enriquecer la historia.
Pero, insisto, podrían imprimir más ritmo a la forma en que cuentan la historia.
En conclusión
El episodio 3 demuestra que se puede hacer muy buena televisión a partir de un videojuego. La historia de Bill y Frank es apenas anecdótica en el juego y la serie profundizó en los acontecimientos con un relato conmovedor, digno de Romeo y Julieta. El único defecto: la serie sigue sin tener un ritmo que me convenza. Me dormí.
1 comentario
Una semana esperando para una gran decepción, nunca había usado tanto el botón de avance rápido. Una cargada el episodio. Por suerte en Paramount había un nuevo episodio de Tulsa King que me quitó el gusto amargo. Espero que en el próximo haya más acción porque esto va de más a menos