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Reseña: mis primeros 5 días con el Asus TUF Dash F15

La aventura empezó con gran expectativa, pero terminé perdiendo el sueño y con serios deseos de romper el Asus TUF Dash F15 en mil pedazos producto de mi frustración.

El Asus TUF Gaming es un portátil ‘gamer’ de estilizado diseñado, liviano y compacto, pero con fuertes compromisos en el apartado técnico. Así viví los primeros 7 días descubriendo las virtudes y falencias de la edición equipada con un procesador Intel Core i7-11370H, 16 GB de RAM y una Nvidia RTX 3070. La aventura empezó con gran expectativa, pero terminé perdiendo el sueño y con serios deseos de romper el portátil en mil pedazos producto de mi frustración.

Día 1: un computador costoso, pero con excelente diseño

Arribé al lugar predilecto para adquirir computador de la ciudad de Bogotá con la expectativa de actualizar mi computador anterior, un MSI Stealth GS73 RF8 equipado con una tarjeta gráfica Nvidia GTX 1070. Mi expectativa era obtener un portátil con una tarjeta gráfica de última generación, de suyo una RTX 3070 o 3080. De acuerdo con las pruebas realizadas por especialistas en la materia, una RTX 3070 ofrece dos veces más capacidad de procesamiento de gráficos que una GTX 1070, en promedio. A ello se le debe aunar que soporta la tecnología ray-tracing, lo cual deriva en gráficos más realistas, con un manejo de las luces y sombras superior al ofrecido por tecnologías de antaño.

Los ‘gamer’ puristas, o ‘hardcore’, podrían argumentar que un verdadero ‘gamer’ solo se aventura a invertir su dinero en un PC de escritorio bien equipado, con buena capacidad de refrigeración y un mejor rendimiento. En mi caso, debo optar por un portátil porque debo moverme con regularidad y requiero de un dispositivo que me ofrezca alta capacidad en cualquier lugar. En la actualidad, cabe señalar que, además, la brecha de rendimiento entre los portátiles ‘gamer’ y los PC ‘gamer’ se ha cerrado, los sistemas de refrigeración han mejorado y el diseño de los productos ha ganado en peso y estética. Un computador de la gama Republic of Gamers de hace tan solo una década podía pesar entre 4 y 5 kg. Era un armatoste tan monumental como una valija de ejecutivo. En estos tiempos, no resulta extraño encontrar modelos con un peso bajo, con un diseño que evoca a los ultrabook.

Cuando caminé por los pasillo del vetusto Unilago, donde pasillo tras pasillo me abordaban vendedores ansiosos por ofrecerme las mejores opciones al más bajo precio -tal parece ser el eslogan no declarado del establecimiento- constaté que, en Colombia, resulta cada vez más complicado adquirir un dispositivo de gama alta. No tanto por su precio, sino porque no los importan. Muy pocos comerciantes están dispuestos a asumir el riesgo de traer un producto cuyo valor mínimo ronda los 6 millones de pesos (seis salarios mínimos a 2022) y resulta esquivo para la mayoría de los bolsillos citadinos.

Cuando preguntaba por un portátil equipado con la RTX 3070, el rostro de los vendedores reflejaba una mezcla de sorpresa con angustia, de perplejidad con incredulidad. Con la intriga plasmada en sus ojos, un vendedor incluso me inquirió: “Creo que quiso decir una 3060 o 3050, ¿verdad?”. Una escena similar se repitió en varios locales. Empecé a sentirme como un extranjero en tierras foráneas al que observan con devoción tan solo por sus rasgos forasteros y exóticos. Otro vendedor me confesó que ver a un comprador que busca un producto de tan alta gama es como “ver un unicornio”. Quizá no encontraría un portátil a la altura de mis demandas en los linderos de Unilago. Quería adquirirlo en ese momento porque se preveía un incremento acusado del dólar en los próximos meses, e incluso años.

Adquirirlo en una tienda física comprende ventajas obvias: es más fácil cambiarlo, en caso de que presente deficiencias. A su vez, resulta más sencillo verlo, palparlo y probarlo antes de adquirirlo. Comprarlo por plataformas como Mercadolibre o Amazon comporta riesgos propios del proceso de importación. No hay garantía de devolución en caso de daños o adelantar el trámite puede derivar en semanas de espera. Aquello, cuando se adquiere un portátil de gama alta, con un valor elevado, no resulta halagador.

Después de dos días de búsqueda, dos días de incesantes ofertas de menor costo, encontré un local que me ofreció un portátil a la altura de mis exigencias. Al menos así lo parecía. El Asus TUF Dash 15 contaba con una RTX 3070, 16 GB de RAM DDR4 3200, 1 TB de disco duro de estado sólido, una hermosa pantalla de 15,6 pulgadas Full HD de 240 Hz (en el papel, asombroso) y un Intel Core i7-11370H. “Maquinón”, me dije a mí mismo. El diseño me encantó: compacto (19,9 mm de grosor) y liviano (2 kg), de color negro, con las letras TUF marcadas, con sutileza, en la tapa superior y unos biseles reducidos a su máxima expresión en la pantalla.

Me enamoré de sus ‘curvas’ y decidí comprarlo. Lo acompañé con un disco duro externo de 1 TB de capacidad. Su delgadez me sorprendió y me pregunté si se sobrecalentaría en exceso. En un breve intercambio de palabras con el vendedor le pregunté por la temperatura del equipo. Apenas atinó a afirmar que un computador de esas características y ese precio nunca deba problemas. “No se preocupe, a nadie le va mal con un PC así”.

Día 2: ¿Acaso había hecho la peor compra de mi vida?

“A nadie le va mal con un PC así”, aquella terminó siendo una frase lapidaria, un bulto de sal como dicen en el argot popular. A nadie, excepto a mí.

La experiencia inicial fue satisfactoria. Lo encendí y la imagen era maravillosa. Los procesos fluían. -Vaya computador más rápido-. Instalé Steam y descargué Doom. Por fin podía jugarlo con texturas en calidad ultra. Todo a 60 cuadros por segundo. Caminé con el pecho henchido de banal orgullo por mi reciente adquisición y una sonrisa socarrona dibujada en la comisura de mis labios. Un fatuo orgullo de quien levita antes de precipitarse al vacío.

La sonrisa se terminaría desdibujando de un plumazo, o como diríamos los ‘geeks’: de un súbito bajón de FPS. Los problemas empezaron a manifestarse cuando jugaba F1 2022. Es un juego exigente, pero, en teoría, el Asus TUF Dash F15 contaba con los recursos necesarios para ejecutarlo con un nivel de detalle elevado, incluso con el ray-tracing al máximo.

Por eso, cuando la imagen empezó a congelarse tras 5 minutos de juego, solo atiné a lanzar una bocanada de aire, pensando que quizá solo se trataba de una casualidad. Paré un momento y volví a jugar por 5 minutos. De nuevo la imagen empezó a congelarse. El fenómeno ocurría no por casualidad, sino por algún problema reiterado. ¿De qué sirve contar con tan buenos componentes si el computador es incapaz de mantener el mismo rendimiento por más de 5 minutos?

Mi primer impulso fue reiniciar el computador, reinstalar los drivers, reinstalar el juego. Nada funcionó. Reduje la calidad de los gráficos a regañadientes. No había gastado un dineral para no jugar al máximo. Con los gráficos en calidad media los cuadros por segundo se elevaron de 60 a 120. Lucía más fluido (algo esencial en los videojuegos de carreras), pero, tras 10 minutos de juego, volvió a presentar el mismo problema: se congelaba la imagen, se volvía injugable.

Visité un sinnúmero de tutoriales en YouTube y en sitios web especializados. Se barajan tres posibles causas: las características del computador no eran suficientes para soportar la carga, se estaba sobrecalentando o los controladores se encontraban desactualizados. Descarté la primera y la tercera opción. ¿Qué tanto se estaba sobrecalentando?

Empecé a hacer seguimiento obsesivo la temperatura del computador en la aplicación nativa de Asus Armory Crate. En efecto, tras 5 minutos de juego, con los gráficos a máxima potencia, el procesador llegaba a 90 °C y la tarjeta gráfica a 80°C. No parecía ser una temperatura tan alta como para suscitar tan atroces efectos en la experiencia. Sin embargo, percibí un comportamiento extraño: siempre que la GPU (así también se le llama a la tarjeta de video) sobrepasaba una temperatura de 83 °C, las velocidades de reloj bajaban de 1200 Mhz a 400 Mhz, incluso 200 Mhz. Era como una suerte de mecanismo de defensa. Como quien trota y al sentirse asfixiado, reduce su marcha.

Esto planteaba otro desafío técnico: ¿existía forma de impedir que ese mecanismo de protección se activase por defecto? ¿El computador estaba defectuoso?

Día 3: la garantía no era real. En Colombia no hay garantía de Asus

Mi primer impulso, al empezar el día, fue buscar que me cambiaran la máquina. Estos problemas eran inusuales e inaceptables en un computador de gama alta. Llamé al teléfono de servicio técnico de Asus en Colombia. Tras esperar por casi 30 minutos a que me contestaran, recibí una inesperada noticia: mi portátil había sido adquirido en Estados Unidos. La garantía por daños aplicaba para ese país, no para Colombia. Si quería, podía enviar el aparato a revisión, pero cualquier cambio o mejora tendría un costo. Ominoso panorama.

En el lugar donde había adquirido el portátil me habían prometido que contaba con garantía de un año. En caso de que el computador tuviera un desperfecto de fabricación, me lo cambiarían. Los llamé y les expliqué que en Colombia Asus no ofrecía garantía para este modelo en particular. Prometieron ayudarme.

Esa misma tarde asistí al local. Sentía un aire de escepticismo en el ambiente. El dueño del establecimiento me miraba con incredulidad y ordenó a uno de sus esbirros que revisara la máquina. “Debe ser culpa de que el ‘muchacho’ actualizó el computador a Windows 11 -a esta versión del sistema operativo la precede una mala fama. Por ser una versión reciente, se asume que es inestable y fuente de constantes problemas-. Le espeté con indignación que eso no era probable. Me dijeron que esperara una hora para ejecutar pruebas.

Tras una hora de espera, me pidieron volver al día siguiente. En efecto, se habían percatado de que el computador se ponía como ‘un horno’ tras solo 10 minutos de sesión.

Al regresar a casa, volví a encender mi “viejo” MSI, compañero, escudero, de grandes batallas. Ejecuté F1 2022 y constaté, perplejo, que la experiencia era mucho mejor a la ofrecida por mi nuevo Asus. Qué decepción. Para rematar, el procesador rondaba los 90 °C y no se mosqueaba. La tarjeta de video a veces se trepaba a más de 85°C y tampoco se daba por aludida. !Qué demonios¡

Día 4: me entregaron un nuevo portátil, pero la pesadilla continuó

Cuando regresé al local, me confesaron que, en un principio, no habían creído en una historia. El vendedor repitió su cansina letanía: “Nunca nos habían devuelto un computador de esta gama”. Sin embargo, tras un par de horas de pruebas, el computador parecía listo para asar carne, así que llamaron a su proveedor y le pidieron una nueva máquina.

Detrás de esta decisión, de seguro, yacían el temor a ser denunciados por ofrecer una garantía que no era aplicable para el territorio nacional y la ignorancia. No acostumbraban a vender computadores de esa gama y, legítimamente, creían que era improbable que presentaran un fallo en su funcionamiento de no mediar un desperfecto en su fabricación.

Dudé. ¿Debía destapar el nuevo modelo? ¿O mejor lo revendía en alguna plataforma como OLX o Mercadolibre como nuevo? La curiosidad mató al gato. Lo destapé. En retrospectiva, debí verme como el típico personaje de película de terror que, contra toda lógica, se aventura por un callejón oscuro, orondo y valiente, creyéndose inmortal, para terminar muerto en un santiamén.

Empecé a ejecutar las pruebas. Volvía a congelarse. Nada cambiaba. “La misma mierda”, conjuré a los cielos e infiernos. Ya no había más remedio que encontrar una solución. Tras monitorear por horas varios videojuegos, empecé a constatar que el voltaje de la tarjeta de video caía de forma abrupta cuando la temperatura llegaba a 82 °C. De funcionar con una potencia de 80 watts, bajaba a 50. Por eso la imagen se ‘congelaba’, se volvía insoportablemente lenta. Para ver este nivel de detalle deben ir a GeForce Experience y a la sección de configuración de la “Superposición dentro del juego”. En el apartado “Distribución del HUB” encontrarán un botón llamado “Rendimiento”. Activen la opción Avanzado.

image

De esa manera, el módulo flotante de “Superposición de rendimiento” se verá así:

image 2

Pueden ver la temperatura de la GPU en tiempo real, así como las velocidades de reloj, la potencia de la GPU y su voltaje.

Con esto quedaba claro que se trataba de algún mecanismo de protección propio de la tarjeta para impedir que se dañe por sobrecalentamiento. Mi impulso inicial fue buscar una aplicación que permitiera eliminar ese comportamiento. Encontré varias que, en la teoría, permitían cambiar parámetros técnicos del hardware de video:

MSI Afterburner

SpeedFan

Nvidia Inspector

Asus GP Tweak 3

Fan Control

Con ninguno de ellos fue posible cambiar el mecanismo de reducción de potencia existe en el Asus TUF Dash F15 2021. Sin embargo, dejo la lista de los programas que probé porque pueden resultarles de utilidad si desean modificar su tarjeta de video, tanto en sus frecuencias como en la velocidad de sus ventiladores.

Día 5: encontré la solución: una base de refrigeración

Ante la imposibilidad de modificar los parámetros técnicos de la tarjeta de video, surgió una sugerencia por parte de un viejo amigo: comprar una base de refrigeración. Es un accesorio de uso común en portátiles ‘gamer’, pero nunca había tenido que adquirirlo con mi anterior portátil, el MSI.

Lo cierto es que cuando se trata de un portátil ‘gamer’ no va a ser suficiente con una base refrigerante de tan solo uno o dos ventiladores. No se dejen engañar, son baratas (no cuestan más de 50.000 pesos colombianos), pero no les permitirán jugar por 2 horas sin problemas.

Deben comprar una base para ‘gamers’. Estas bases cuentan con entre 4 y 6 ventiladores. A su vez, disponen de varios niveles de potencia. Así, ahorrarás algo de energía cuando no estés jugando, pero podrás gozar de una temperatura idónea durante tus sesiones de juego más extensas.

Adquirí una base Maxell de 170.000 pesos. La encontré en Mercadolibre. El producto ha demostrado ofrecer la calidad necesaria para garantizar bajas temperaturas durante una sesión de juego extensa. En ningún momento la GPU supera los 75°C. Con ello, nunca volví a sufrir el desagradable bajón de rendimiento citado en los días previos. Y así luce el computador en la actualidad:

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Otras lecciones que aprendí de esta experiencia

  • No recomendaría este computador. El procesador Core i7-11370H solo cuenta con 4 núcleos. Parece un detalle menor en el papel, pero su rendimiento termina siendo un cuello de botella que compromete el rendimiento en videojuegos exigentes como Cyberpunk, F1 2022, Spider-Man Miles Morales o Resident Evil Village.
  • ¿Eso significa que es un mal computador? Para nada, en la mayoría de juegos permite activar las opciones gráficas a nivel alto o incluso ultra y ofrece más de 60 cuadros por segundo en esas condiciones. No obstante, su relación precio-beneficio es pobre. Por el mismo valor (actualmente se puede adquirir por entre 7 y 8 millones de pesos colombianos) es preferible optar por otros modelos que dispongan de un procesador de 8 núcleos, como es el caso del modelo 2022 del Asus TUF Dash F15.
  • Una lección valiosa que aprendí de esta experiencia guarda relación con las tarjetas de video. En otros tiempos, adquirir una GTX 1070 era garantía de calidad y alto rendimiento. En la actualidad, adquirir una RTX 3070 es un ejercicio engañoso. Deben no solo revisar la referencia, sino a qué voltaje opera. Entre menor sea el voltaje de operación, menor será su potencia o capacidad. La que viene instalada en la edición 2021 de este computador apenas funciona a un máximo de 85 vatios. En los mejores portátiles ‘gamer’ encontrarán tarjetas RTX 3070 funcionando a 120 vatios o más.

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El autor

Edgar Medina es el fundador de Crónicatech. Ha escrito para medios reconocidos como El Tiempo, revista Donjuán, Portafolio, La República, revista Semana y Canal RCN. Ha trabajado en marketing digital con candidatos presidenciales, entidades del sector público como Icetex y la Alcaldía de Bogotá.

1 comentario

  1. Hola mi bro, lamento lo sucedido con este equipo, como por cosas de la vida termine viendo esta reseña la cual es de gran ayuda, ya que estaba a punto de comprarlo, pero ya me desanime por completo, ya que también tuve una experiencia desagradable con una “super laptop gamer”, más específicamente con el predator helios 300, que aparte de ser un equipo muy caro en su tiempo, no se podía ni arrimar la mano al teclado ni mucho menos teclear porque quemaba la piel al cabo de doler hasta los huesos al final del día, se recalentaba hasta por realizar tareas básicas, me toco pedir un rembolso después de enviarlo 3 veces por garantía y cada vez llegaba peor, pero gracias al de arriba me devolvieron mi dinero, pero fue una tarea ardua, casi imposible, ahora estoy pensando en comprar otra laptop, pero no sé cuál, ya me da miedo porque no confió en ninguna marca, tú que equipo me recomiendas? te agradezco de antemano por tu atención y por la información brindada en esta reseña del asus tuf f15 2021.

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