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Historias ocultas del día del 5-0 de Colombia vs. Argentina

No todo fue fútbol el 5 de septiembre de 1993. Drácula y el aeromóvil formaban parte de la agenda. Estas son algunas historias excéntricas, curiosas y tristes, reportadas el día del famoso, y cada vez más repudiado, cinco a cero.

Las elecciones presidenciales se avecinaban. El país, golpeado por la guerra contra el narcotráfico, buscaba a su próximo líder, a su próximo presidente. Andrés Pastrana procuraba la recuperación de la moral administrativa y Antonio Navarro Wolff se comprometía a saldar la deuda social del M-19 con la nación. Humberto de la Calle prometía una “renovación en serio” y Ernesto Samper erigía las banderas de la creación de tres millones de empleos. El año 2000 aún sonaba lejano, pero el cambio de siglo impulsaba los anhelos de revolución.

El Gobierno estaba buscando formas de liberalizar la economía y atraer inversiones extranjeras. Se implementaron reformas estructurales en sectores clave como el energético y el financiero. Sin embargo, estas reformas no lograron estabilizar completamente la economía y el país continuó enfrentando desafíos significativos en los años siguientes.

Los diarios colombianos daban cuenta del optimismo del Gobierno con respecto a la inflación: el acumulado de los primeros ocho meses era de 17,1 %. Los precios se habían incrementado sólo 1,25 %. Se vivían tiempos aciagos en lo económico y solo eran la antesala de tiempos aún peores.

En 1993, Colombia estaba atravesando un período de grandes desafíos tanto en el ámbito económico como en el social. Durante la década de 1990, el país enfrentó una de las peores crisis económicas de su historia, con altas tasas de inflación, desempleo y una deuda externa creciente.

A pesar del crecimiento económico y las mejoras en ciertos indicadores, Colombia seguía siendo un país de contrastes. Las zonas urbanas, en particular las principales ciudades, mostraban signos de modernización y crecimiento, mientras que muchas zonas rurales y periféricas enfrentaban condiciones de vida precarias y falta de servicios básicos.

Solo el 20 % de la población colombiana tenía seguridad social, a pesar de que un estudio del BID mostró que la cobertura promedio en América Latina para el período 1985-1988 fue del 43 %.

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José Vicente Molano, sociólogo de la Universidad Nacional, de seguro amaneció aquel domingo 5 de septiembre con la ilusión de ver el aeromóvil surcando Bogotá en los próximos años. ¿Acaso sería la solución a los interminables trancones? ¿Habría convencido a los analistas con su presentación, llevada a cabo días atrás? ¿Sería, acaso, un digno sustituto del metro que, por aquel entonces, al igual que ahora, parecía que jamás surcaría las calles bogotanas?

En el ámbito social, el narcotráfico y la violencia asociada a este fenómeno eran problemas predominantes. El Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, había sido desmantelado en 1993 con la muerte de Escobar, pero esto no significó el fin del narcotráfico en el país. Otros carteles, como el de Cali, continuaron operando y expandiendo sus redes.

En otro extremo de la capital, el expresidente Alfonso López Michelsen preparaba su discurso sobre el Conde Drácula, uno de sus personajes predilectos. En tres días ofrecería una disertación al respecto en el Castillo Mono Osorio.

En el barrio La Victoria, Leonor Bejarano de López cocinaba el desayuno de sus tres hijos: Andrés David, Carlos Eduardo y Jorge Esteban. Visitarían a un familiar en Suba y verían el encuentro entre Argentina y Colombia a partir de las cinco de la tarde. Andrés David, en una muestra de poco interés por el partido, solicitó a su madre regresar temprano a casa para no perderse la transmisión de ‘The Hitman’ (con Chuck Norris) a las diez de la noche, por el Canal Uno.

El joven Duván Garzón Torres, por su parte, se preparaba para el partido en su casa ubicada en el barrio El Tunal. Desayunó hojuelas de maíz y planchó su camiseta original de la Selección Colombia con fervor religioso. En menos de ocho horas se enfrentarían los equipos de Carlos ‘El Pibe’ Valderrama y Gabriel Omar Batistuta, conocido como “Batigol”.  A las once de la mañana, Diana Marcela Blanco López, de tan sólo 7 años de edad, apostaba por una victoria del onceno colombiano, cinco goles a cero, frente a la selección de Argentina. Sus familiares celebraban tal optimismo, pero lo atribuían a su ingenuidad e inocencia. “¿Ganar 5-0?, ¡imposible!”, exclamó su padre, Germán Blanco.

Y llegó la tarde y ganó Colombia. Y se desató el furor, el desenfreno y la alegre locura de un pueblo ávido de victorias. Colombia, al Mundial; Argentina, de rodillas. “Apláudenos, Maradona, te ganamos 5 a 0″, vociferaban los fanáticos.
Diana Marcela se llevó un botín de 7.000 pesos aquella noche (un aproximado de 60.000 pesos en la actualidad) producto de la polla organizada por los integrantes de su familia. Su padre festejó a su lado, presa de la incredulidad.

En la calle 94 con 11, Carlos Eduardo, el hijo de Leonor Bejarano, recibió un balazo que le atravesó el rostro de pómulo a pómulo (así de enardecidas se encontraban las multitudes, lanzando tiros al aire por doquier). No murió, por fortuna, pero su hermano Andrés David se perdió la película de Chuck Norris aquella noche. Duván Garzón Torres sería uno de los 76 muertos reportados al día siguiente. El joven de 18 años falleció producto de una herida por arma blanca. La celebración se transformó en duelo y amargura para su familia. 

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José Vicente celebró en compañía de sus allegados, a quienes expuso, como era debido, las ventajas del aeromóvil, incluso bajo los efectos del alcohol. Diez cervezas, veinte cervezas, ¡qué más daba!, “¡viva Colombia y viva el aeromóvil!”, gritaba el señor Molano.
Los medios se indignarían porque “los gringos no se habían enterado del juego”. Maturana afirmaría que “había soñado con una goleada”.’El Pibe’ y sus amigos se transformarían en leyendas. Y, mientras tanto, en Nicaragua se preparaban diálogos de paz.

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El autor

Edgar Medina es el fundador de Crónicatech. Ha escrito para medios reconocidos como El Tiempo, revista Donjuán, Portafolio, La República, revista Semana y Canal RCN. Ha trabajado en marketing digital con candidatos presidenciales, entidades del sector público como Icetex y la Alcaldía de Bogotá.
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