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Reseña: lo vi y lo viví, de Ricardo Arango

Ricardo Arango es una figura que ha trasegado por el mundo bursátil y financiero de Colombia por 50 años. Reseña de su libro.

Ricardo Arango es un nombre que resuena por los pasajes históricos del sector bursátil y financiero de Colombia. Si eres un ciudadano de a pie es poco probable que hayas escuchado su nombre, pero si has seguido la movida económica durante las últimas décadas, su nombre no te resultará ajeno. Arango ha liderado varias entidades bancarias, entre ellas el Banco de Occidente, La Nacional Fiduciaria y es el socio fundador y presidente de Profesionales de Bolsa.

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Arango se decidió a contar sus peripecias profesionales en un libro llamado “Lo vi y lo viví: un recorrido durante medio siglo por los Grupos Sarmiento y Santodomingo y por los mundos fiduciario y bursátil. Les Petites Histoires”. Pueden adquirir el libro en línea, a través de la página oficial por 74.000 pesos.

En Crónicatech estuvimos en el lanzamiento. Durante la conferencia, Arango confesó que se había abocado a escribir el texto como una suerte de memoria de su recorrido por el sector bursátil y su trasegar por cargos directivos que le permitieron entablar relación con algunas de las figuras con mayor poder económico de Colombia. Fue su manera de dejar un registro de su legado y, de paso, plasmar enseñanzas a las nuevas generaciones.

Estuve leyendo el libro. Es corto, pero ayuda, como pocas obras, a comprender cómo se estructura el imperio financiero de Colombia. Tiene 200 páginas de extensión y no pretende dar cátedra sobre las fiducias o la Bolsa de Valores. Más bien, se constituye en una suerte de anecdotario. Por momentos, sentí que se trataba de un resumen del diario personal de Arango. El tono del relato se siente íntimo y fresco. Ricardo consigue atrapar virtud de un relato ameno donde nombres como Julio Mario Santodomingo o Luis Carlos Sarmiento Angulo desfilan con desparpajo.

Al principio, en sus primeros capítulos, el relato de Arango se siente desordenado, sin un hilo conductor claro, sin un norte. Este comienzo deja entrever que Arango aún no había decidido qué contar y cómo hacerlo. Pero a medida que transcurren los capítulos el autor va descubriendo un tono ameno y va dando orden a su narrativa.

lo vi y lo vivi foto

En esas primeras páginas, Arango no logra evitar lanzar algunas líneas pretenciosas, aunque su intención no haya sido presumir de su carrera, como esta: “Nada me detenía ni me asustaba. Ni siquiera los desperfectos ocasionales de los aviones de las aerolíneas comerciales”. Queda claro, entonces, que aunque su consigna era evadir los “personalismos y la egolatría”, falló en ese propósito en esos primeros duelos con las páginas en blanco.

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Después, por momentos se siente que Arango intentaba organizar un relato coherente mientras recordaba, sin precisión, varias anécdotas inconexas. La lectura de las primeras 40 páginas puede resultar difícil en consecuencia. El autor nos dispara numerosos nombres que recuerda con meridiana exactitud, pero no brinda mayor contexto sobre los personajes expuestos. De modo que cualquier feligrés, como lo soy yo, puede sentirse confundido.

Quizá, para una segunda edición, serían relevantes algunas notas contextuales al pie de página. De ese modo, cada uno de los lectores podría comprender mejor la relevancia de cada uno de los nombres que desfilan en “Lo vi y lo viví”. Si bien el libro empieza con relativa timidez, Arango se desinhibe con el trasegar de los párrafos y las anécdotas se comienzan a volver más y más ricas en detalles e intimidades. Muestra de ello es la llamada que un joven Ricardo Arango sostuvo con Julio Mario Santodomingo para buscar un salvavidas para la Nacional Fiduciaria. En un corto diálogo, Ricardo logra dibujar buena parte de la compleja personalidad de uno de los hombres más ricos de Colombia.

Otro apartado imperdible alude a la crisis de Interbolsa, a la que Arango dedica varias páginas y donde se explaya en detalles sobre los motivos que derivaron en su caída. El análisis y las anécdotas de este apartado ameritan la compra del libro.

“Lo vi y lo viví” se termina convirtiendo en una radiografía de los hombres más poderosos de Colombia. Resulta claro que detrás del éxito de los más altos ejecutivos existen pizcas de suerte, mérito, lazos familiares y de amistad. El propio Arango admite que buena parte de su fortuna, sobre todo en sus primeros años de carrera, responde a las conexiones de su padre, un hombre con dinero y buena reputación, y en general, a sus buenas relaciones con las personas indicadas.

Aunque las anécdotas son agradables de leer, al libro le falta profundidad conceptual e histórica. Sin embargo, no deja de ser un documento valioso para conservar las memorias Arango y aprender pequeñas píldoras de sabiduría financiera y de liderazgo. El libro fue editado por Óscar Castaño Llorente y las ilustraciones que acompañan a los capítulos son de Octavio Perdomo Cabrera. Fue impreso por el Grupo Hola y no lo van a encontrar en las principales librerías, por ahora.

El relato de Arango ocupa las primeras 193 páginas. Las últimas 30 son una recopilación de documentos relevantes del autor, como su discurso ante los graduandos de la Universidad del Norte y varios recortes de prensa que dan cuenta de su relevancia en las últimas décadas.

Pueden encontrar una entrevista con el autor del libro en nuestro medio aliado, Revista C-Level: “El punto de quiebre del grupo Sarmiento fue la compra del Banco de Bogotá y la del grupo Santodomingo fue Bavaria”

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En conclusión

El libro es un poco costoso, y no creo que deba superar los 60.000 pesos. Brinda conocimiento valioso para quienes tienen interés en el intricando universo del mercado bursátil en Colombia. La narración comienza atropellada y en desorden, pero gana ritmo, detalle y valor con el pasar de los capítulos. Esta es la primera edición y solo se consigue a través de la página web. Sería apropiado incluir más datos de contexto en ediciones futuras.

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El autor

Edgar Medina es el fundador de Crónicatech. Ha escrito para medios reconocidos como El Tiempo, revista Donjuán, Portafolio, La República, revista Semana y Canal RCN. Ha trabajado en marketing digital con candidatos presidenciales, entidades del sector público como Icetex y la Alcaldía de Bogotá.
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